Las recientes declaraciones de la ministra Celaá afirmando que “No podemos pensar de ninguna manera que los hijos pertenecen a los padres” han tenido una enorme repercusión mediática. ¿A quién pertenecen tus hijos? La respuesta es obvia y la ministra lo sabe. Las personas no pueden pertenecer a nadie. El verbo “pertenecer” fue usado incorrectamente de forma deliberada. Lo correcto es hablar de la patria potestad de los hijos que indudablemente pertenece a los padres.

LEGISLACIÓN

Así lo establece el artículo 154 del Código Civil, “La patria potestad es el conjunto de derechos, atribuciones y deberes que tienen los padres sobre los hijos no emancipados. La patria potestad se ejerce conjuntamente por ambos progenitores o por uno solo con el consentimiento expreso o tácito del otro.” La patria potestad incluye expresamente “la educación de los hijos”.

El artículo 27.3 de la constitución garantiza el derecho de los padres a elegir la educación en valores que desean para sus hijos. Dice literalmente «Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones».

El legislador no ha sido ambiguo en este punto. No dice solamente “el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral” sino que añade “que esté de acuerdo con sus propias convicciones”. Luego en terreno de moral y religión son los padres los que deben decidir qué moral y qué religión desean sea transmitida a sus hijos.

El artículo 26.3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece también el derecho  preferente que los padres tienen a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.

Finalmente el Tribunal Supremo, en su Sentencia de 11 de febrero de 2009, en referencia a una asignatura controvertida en el sistema educativo, afirma “que el deber jurídico de cursarla sea válido no autoriza a la Administración educativa -ni tampoco a los centros docentes, ni a los concretos profesores- a imponer o inculcar, ni siquiera de manera indirecta, puntos de vista determinados sobre cuestiones morales que en la sociedad española son controvertidas”. Igualmente, destaca que estas asignaturas “no deben ser pretexto para tratar de persuadir a los alumnos sobre ideas y doctrinas que independientemente de que estén mejor o peor argumentadas- reflejan tomas de posición sobre problemas sobre los que no existe un generalizado consenso moral en la sociedad española”.

Por tanto no hay duda de que el derecho ampara que el colegio ha de impartir conocimiento y la familia tiene la prerrogativa de educar en sus valores morales y religiosos y buscar el centro docente que más se adapte a estos, además de poder decidir qué tipo de valores religiosos y morales se le pueden impartir a su hijo en el centro docente. Es aquí donde el PIN parenteral, no solo no entra en contradicción con nuestra legislación sino que precisamente emana de ella sobre todo teniendo en cuenta que se aplica a actividades extracurriculares no impartidas por el propio personal docente de la escuela. Los padres tienen derecho a saber quién y sobre qué va a impartir una charla extracurricular a sus hijos.

A pesar de ello tanto Isabel Celaá, como el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, han afirmado que el llamado pin parental defendido por Vox y el PP, en virtud del cual los padres pueden autorizar o no la participación de sus hijos en actividades complementarias en el ámbito de la educación pública, vulnera el derecho de los niños. Una afirmación que desde el fact-check jurídico Bendita Justicia, un verificador de noticias del ámbito del Derecho, han estudiado y concluido que se trata de falsa.

https://twitter.com/BenditaJusticia/status/1217837033852493832

¿UNA CORTINA DE HUMO?

¿Es sin embargo el PIN de Murcia algo nuevo que ha surgido ahora? En absoluto. Está vigente desde agosto. La pregunta entonces es ¿por qué ahora se ha desatado la ofensiva socialista y podemita? Creo que la estrategia no es nueva. Se tapa un escándalo y se consigue que no se hable de él generando otro del que se hable.  El nombramiento como Fiscal General del Estado de una diputada del PSOE y ministra en funciones y que además es conocida por su íntima amistad con un juez inhabilitado por prevaricación y por sus reuniones con Villarejo «La información vaginal no falla» (Para eso por lo visto si está muy bien instrumentalizar a la mujer) constituye un auténtico escándalo de politización de la justicia que ha coincidido con el PINgate desatado por este gobierno. No creo que haya sido casualidad.

¿QUÉ ENSEÑAN A NUESTROS HIJOS?

Por desgracia la ideología de género ha penetrado en muchos de los grupos que imparten talleres en los centros públicos, incluso en los programas estatales de educación. Como ejemplo de ello les muestro dos actividades del programa Skolae que fue aprobado por el gobierno de Navarra de Uxue Barkos para ser implantado, con carácter obligatorio, en todos los centros docentes de la comunidad foral. Aquí les dejo dos fichas de las actividades que los niños de 6-9 años en el primer caso y de 6-12 en el segundo, deben de hacer en el citado programa.

Ante la demanda de muchos padres navarros que se negaban a que impartieran esas charlas a sus hijos  en los colegios, el departamento de Educación de Navarra entregó a los colegios una serie de respuestas a preguntas frecuentes en las que se prohibía taxativamente informar a los padres del horario de clases de Skolae. “El centro no está obligado a informar qué días trabaja cada contenido, ni de Skolae ni de ningún otro proyecto. Ninguna actividad está sujeta a esa forma de control familiar” así mismo les indica que “el programa es obligatorio y no se debe facilitar la salida del aula a los niños de las familias que lo hayan demandado”.

 

Ejercicio que la asociación Chrysalis imparte en talleres en los colegios públicos vascos

Otro ejemplo es un folleto divulgado por la Consejería de Salud de la Generalidad de Cataluña entre las escuelas públicas que incita a los niños y jóvenes a masturbarse y realizar tocamientos a otros compañeros con el fin de conocer mejor su cuerpo.

Me pregunto por qué el estado tiene tanto interés en enseñar a nuestros hijos las prácticas sexuales diversas en edades tan tempranas. Les dejo a ustedes que respondan en el blog.

Personalmente no me gustaría que altos cargos del ministerio de igualdad que consideran que la heterosexualidad es una aberración y no es «una manera natural de vivir la sexualidad sino una herramienta política y social que subordina a las mujeres» y que «el lesbianismo evita que los hombres manipulen a las mujeres» y que «para buscar una situación de igualdad los hombres han de ser penetrados analmente por las mujeres», perla dicha por la nueva Directora del Instituto de la mujer, dieran taller alguno a mis hijos. No quiero que echen esa basura ideológica sobre mis hijos. 

EL CAMINO HACIA EL TOTALITARISMO

Todos los estados totalitarios, los vigentes y los del pasado, han monopolizado la enseñanza de la moral y se han intentado hacer con la educación, la justicia y los medios de comunicación. No hay excepción de estado totalitario que no se haya hecho con el control de estos tres pilares de la sociedad libre. Los pasos dados por este gobierno para hacerse con la justicia los estamos viviendo ya a través de la presión ejercida a la abogacía del Estado, el asalto a la Fiscalía General del Estado de una diputada y ministra socialista y el más que probable próximo asalto al Tribunal Constitucional a través de Conde Pumpido. Adicionalmente se está produciendo ya el asalto a la educación para que en los colegios se enseñe cada vez más una moral “de izquierda progresista”.

La importancia de la separación de poderes, de los estamentos esenciales y de los medios de comunicación es precisamente la garantía del estado de derecho democrático. La justicia, la educación, el conocimiento (Universidades) y los medios han de estar despolitizadas y sin control por el poder ejecutivo ya que si se hace con ellos el Estado se convierte en totalitario y tenderá a perpetuarse. Quizá haya gente que crea que Hitler accedió al poder mediante un golpe militar pero no fue así. Adolf Hitler fue el presidente de un partido político desde 1921, el partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. En 1932 este partido político y a través de las urnas obtuvo dos victorias con mayoría simple en las elecciones democráticas parlamentarias. Ya desde el aparato del Estado rápidamente Hitler fue liquidando la separación de poderes y controlando todas y cada una de las instituciones democráticas imponiéndose una dictadura con apariencia de legalidad gracias al decreto “para la Protección del pueblo y del Estado” de 1933 y a la ley “Habilitante” del mismo año. Para la aprobación de ambas fue importantísimo, además de los votos de su propio partido, los procedentes de otros grupos minoritarios del parlamento alemán. A partir de ese momento la enseñanza en las escuelas alemanas fue cambiando paulatinamente. A los niños alemanes se les impartía contenidos que hablaban de la supremacía de la raza aria o la inferioridad de la judía que eran presentados en los textos como bestias taradas inferiores (¿a qué me recuerda esto?). El control de los medios para establecer a través de ellos una verdad única fue encomendado a Goebbles, el padre de la frase “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad” y la judicatura acabó impregnada de las nuevas leyes nazis. Al cabo de unos años de ingeniería social Hitler ya pudo autoproclamarse Canciller Imperial. No es de extrañar que fuesen los mismos alemanes los que, años más tarde, denunciaban a sus propios vecinos de origen judío para ser llevados a campos de concentración. La sistemática de Goebbles funcionó a la perfección en la población y la enseñanza de la ideología Nazi en las aulas derivó en el crecimiento explosivo de las juventudes Hitlerianas. En 1923 éstas apenas contaban con 1.000 miembros. Justo antes de la llegada al poder de Hitler contaban con 25.000. En 1938, un año antes de la invasión de Polonia y el comienzo de la II guerra mundial, contaban ya con 7 millones de jóvenes afiliados.

Ya sé estimado lector, que piensa que España es diferente, que aquí nunca podrá ocurrir nada de eso… Nunca ha de desdeñarse la capacidad que el Estado tiene a expandir su poder mediante el control de los otros poderes y estamentos. Lo hemos visto y vivido recientemente en Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua… La mayor garantía de evitar la excesiva expansión del poder ejecutivo es precisamente limitar su influencia mediante la separación de poderes y estamentos vitales de un estado democrático: la justicia, el conocimiento, la enseñanza y los medios han de estar completamente despolitizados y funcionar de forma autónoma sin que los políticos las contaminen ideológicamente, de ahí la importancia que los órganos colegiados de jueces nombren a los jueces y los fiscales nombren también a los fiscales evitando situaciones de un sesgo político tan bochornoso como el reciente nombramiento de Dolores Delgado como Fiscal General del Estado.

En el otro frente, el terreno educativo, en España ahora pretenden también avanzar hacia una imposición ideológica sin que los padres se puedan oponer eliminando además toda competencia del modelo educativo estatal, la escuela concertada y la privada. Pretenden imponer a nuestros hijos “su verdad” sobre las relaciones de género, sexuales, de clase y en una parte del país (escuelas catalanas y vascas) también étnica o nacionalista.

En el tercer frente, el del control de los medios, ¿qué les voy a contar? Solo recordarles que lo primero que hizo Sánchez al llegar al poder tras la moción de censura fue poner a una nueva administradora en RTVE purgando gran parte de sus profesionales.

¿EL ESTADO OSTENTA LA VERDAD?

Es claro que el patrimonio del bien y del mal no lo ostenta el Estado. En este sentido es llamativo que Comunismo y fascismo, ambas ideologías totalitarias que han asolado Europa, coincidan en una cosa: la hegemonía del estado sobre el individuo que queda sometido por este. Ambas ideologías reconocen al individuo sólo en la medida en que sus intereses coinciden con los del Estado. El estado se arroga el derecho de saber qué es bueno y malo y dónde está la verdad también en el terreno de la moral. En España es curioso que los que tanto predican ahora la diversidad no la permitan cuando se trata de diversidad ideológica y de valores, no respetando por ejemplo la concepción de la vida y de la sexualidad católica y ahora estos quieran imponer su modelo de moral a los niños en los colegios. Me gustaría saber por ejemplo si en un taller LGTBI de los que ahora quieren imponer sin control paterno, qué ocurriría si un niño o adolescente levanta la mano para decir que, según el catecismo de su religión, las prácticas de las que están hablando no son deseables y hay que evitarlas.

Es en este contexto donde considero que precisamente el respeto a la diversidad ideológica, religiosa y de moral, ha de imponerse a la tendencia del Estado a imponer una verdad, su verdad. Se suele decir que en la diversidad de ideas está la riqueza y una sociedad con diferentes modelos educativos en el terreno religioso y moral, no en el académico por supuesto, ha de dar lugar a una sociedad más plural y rica, de ahí la importancia del PIN parenteral y de que los padres decidan si una asociación LGTBI feminista extrema o un grupo católico radical den una charla a sus hijos. En eso Señora Celaá también consiste la patria potestad y eso es también diversidad.

El final del derecho natural, que ahora se niega, dio paso al relativismo moral con el que ahora vivimos. La idea de que el patrimonio del bien y del mal lo ostenta el Estado resulta en cambio incompatible con ello y se incurre así en una inmediata y flagrante contradicción en aquellos que niegan la existencia del derecho natural. Si el bien y el mal objetivo no existe ¿Por qué el Estado pretende imponer su moral en lugar de dejarlo a la libertad del individuo y de la familia? ¿No sería más adecuado que no existiendo un derecho y una moral natural, cada familia decidiera transmitir la suya a los hijos? Eso es también diversidad Sra Celaá.

Pero no es así, avanzamos hacia un modelo de estado orwelliano que controla todo y que ostenta en exclusiva la llave del bien y del mal y que quiere enseñar a nuestros hijos no solo conocimiento sino moral cuando la moral está consagrada en la Constitución y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos como objeto de derecho a ser transmitida por los padres.

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