Este año los Reyes nos traen a todos los españoles carbón. El día 7 de enero tendremos el primer gobierno social-comunista que hay en España desde aquel tristemente célebre gobierno del Frente Popular que salió de unas elecciones fraudulentas en 1936 e instigó en España tal clima de violencia que dio lugar al levantamiento militar y la posterior guerra civil.

El precio a pagar por Pedro Sánchez por sacar adelante ese gobierno es sin duda demasiado alto, y no lo paga él, lo pagaremos todos los españoles. Las cesiones ante los separatistas catalanes y vascos han sido las más altas pagadas nunca por un gobierno en España aunque en honor a la verdad hay que decir que tanto PSOE como PP han estado pagando, a costa del resto de los españoles, cuotas de poder a nacionalistas desde casi el nacimiento mismo de la democracia española. Un sistema electoral que prima las minorías regionales frente a las mayorías nacionales tiene la culpa de ello, pero no libera en absoluto de ninguna responsabilidad a quienes se han aprovechado de ello durante tantos años. Tanto PP como PSOE han estado vendiendo una parte del estado en forma de una menor presencia de éste en estas regiones a cambio de unos años de poder central, aunque este poder central cada vez esté más mermado. Poco a poco PSOE y PP han estado vaciando la presencia del estado en Cataluña y País Vasco fundamentalmente a cambio de un puñado de años más de gobierno. Ambos partidos han estado enriqueciendo a las zonas separatistas a base de más transferencias, más cupo y más autogobierno a costa sin duda de un menor nivel de vida de las zonas no separatistas que no contaban con partidos regionalistas que defendieran sus intereses. Este pernicioso efecto ha conseguido que los ciudadanos vean los efectos beneficiosos de votar a partidos regionalistas, es lo que he llamado en anteriores artículos el “efecto PNV”, ya que estos partidos sacan dinero e infraestructuras al estado central a cambio de sus votos. Los ciudadanos vascos votan PNV a sabiendas de que ese partido sacará más dinero, medios, cupo e infraestructuras a un estado que cada vez reniega más de si mismo y otorga más medios a unos enemigos cuyo objetivo final es romperlo. El mismo efecto “conseguidor” está ocurriendo con el voto nacionalista catalán y ahora empieza incluso a exportarse al resto de España con más y nuevos partidos regionalistas como «Teruel Existe» y los que sin duda vendrán en el futuro: «Cuenca también», «Guadalajara no menos» y «Extremadura la más cojonuda»…

EL PRECIO A PAGAR EN ESTA LEGISLATURA

Es cierto, como acabamos de comentar, que todos los gobiernos del PP y del PSOE han estado pagando sus prebendas a nacionalistas y separatistas desde que la democracia nació con el actual viciado sistema electoral, pero nunca un presidente del gobierno se ha llegado a rebajar tanto como ahora lo ha hecho Pedro Sánchez, pagando eso si con el dinero, las instituciones y la honra del todos los españoles para mantenerse en la poltrona y el poder seguramente un par de años más. No se trata ya de perder la dignidad como así ha sido, sino de las implicaciones jurídicas que conllevan esas cesiones que hasta ahora nadie se había atrevido a hacer y del desprestigio de instituciones puestas al servicio de la causa. Además, y en esto Sánchez es el gran maestro, el presidente se enmienda a si mismo desdiciéndose de lo prometido y cambiando de traje españolista electoral a traje nacionalista post-electoral con una facilidad pasmosa. Se puede decir que a todo el mundo, incluido sus propios votantes, ha sorprendido la enorme facilidad con la que este Presidente miente y se desdice sin ningún complejo ni el más mínimo reparo. Lo que era un gobierno de insomnio hasta ayer ahora es un gobierno progresista, lo que era la defensa de la constitución anteayer ahora es aprobar una consulta secesionista y eliminar la palabra constitución de los comunicados sustituyéndola por “legalidad”. Lo que era cumplimiento integro de las penas de los golpistas ahora es un acuerdo que favorece su salida de la cárcel poniendo incluso los instrumentos del Estado al servicio de la causa separatista para sacarlos de allí lo antes posible. Lo que era no hablar con supremacistas y con el “Lepen” español citando las propias palabras de Sánchez, ahora es hablar con sus socios progresistas prometiéndoles inmediatas reuniones bilaterales “de gobierno a gobierno” como si de dos países se tratara, de aprobar como prometió en el debate electoral una legislación para perseguir penalmente el referéndum convocado por una región a favorecerlo llegando incluso a prometerlo en documento de acuerdo de investidura con ERC, de no querer a podemos en el gobierno a meter a Pablo Iglesias y a su mujer, Irene Montero en el consejo de Ministros. Si antes, citando las palabras del mismo Sánchez, los españoles no íbamos a poder dormir con Podemos en el gobierno sin Pablo Iglesias, ahora imaginen el grado de insomnio que alcanzaremos también con el propio Pablo Iglesias en el gobierno. Los representantes del triunfador Maduro en el consejo de ministros de España.

Al PNV por su parte Sánchez les ha prometido a cambio de sus votos, echar a la guardia Civil de Navarra y las modificaciones legales necesarias para reconocer a Euskadi y Cataluña como naciones incluyendo la creación de las selecciones deportivas de Euskadi así como la rotura de la caja única de la seguridad social.

Ciertamente es llamativo el grado de cinismo y mentira que no había sido nunca alcanzado en la política española y mira que siempre ésta se ha caracterizado por su pobreza moral e incoherencia. Esto solo ya debería ser motivo para ruborizar y sorprender a cualquiera. Tener un presidente de gobierno que no tiene palabra y engaña a todo el mundo no es motivo de orgullo para ninguna nación. Sin embargo que no se feliciten todavía los separatistas porque quien es capaz de vender o engañar a cualquiera también les venderá y engañará a ellos más pronto que tarde si con ello sale él mismo beneficiado. Sánchez no es de fiar pues Sánchez tiene los principios de Groucho Marx (estos son mis principios pero si no te gustan los cambio) y la palabra dada de Rasputín. Lo ha demostrado repetidas veces.

LAS PRIMERAS VÍCTIMAS: LAS INSTITUCIONES

No cabe duda de que el breve paso de Pedro Sánchez por el gobierno tras una moción de censura basada por cierto en textos de una sentencia que luego fueron anulados por los propios tribunales, ha tenido como gran efecto secundario el desprestigio de instituciones como RTVE, la Abogacía del Estado (que a partir de ahora debería de llamarse Abogacía del PSOE), el CIS, todos ellos órganos del Estado puestos al servicio de Sánchez de una forma descarada y sectaria. No sabía bien Rajoy a quién dejaba de Presidente y cómo éste iba a aprovecharse de todos los órganos de poder para ponerlos a su exclusivo servicio cuando, por no querer dimitir, Sánchez se hizo con el poder. O peor, si lo sabía pero aún así no quiso dimitir, vaya usted a saber por qué intereses ocultos. Pero lo cierto es que a esa larga lista de instituciones caídas en desgracia hay que sumarle desde ayer la Junta Electoral Central, órgano que ha sido atacado y desprestigiado desde el mismo PSOE haciendo causa común con los separatistas que ayer criticaban la decisión que esta institución tomó en torno a la inhabilitación de Torra. Por lo visto al PSOE le parece mal que delincuentes condenados sean inhabilitados a ejercer como cargo público. Creo sinceramente que es lo mínimo que se puede exigir a un representante de todos nosotros, que no sea un delincuente, que cumpla la ley. Hasta eso habrá de cambiar en la era Sánchez.

En fin, mucho me temo que España se enfrentará en breve y con este gobierno a graves problemas económicos, fuertes subidas de impuestos, subida del paro (el dato de ayer fue ya el peor dato de empleo desde 2013)  y estallido del déficit público, un mayor desprestigio de instituciones del Estado, así como el rompimiento de facto de la igualdad territorial nacional, pero el sueldo vitalicio y la cuota de poder con sus correspondientes beneficios implícitos ya estará conseguida. En Venezuela nunca pensaron que acabarían como lo han hecho. Nosotros ya podemos tomar nota, no vaya a ser que España acabe igual, pues los mismos asesores que llevaron a ese rico país en recursos que era Venezuela a ser lo que es hoy, estarán sentados en la Moncloa en el consejo de ministros. Lo de menos será que este país quede hecho un erial económica, institucional y sobretodo territorialmente. Lo de más es que siempre pagamos los mismos, los españoles. 

Sus majestades nos han castigado este año con un carbón muy oscuro. Será que nos hemos portado realmente mal votando lo que hemos votado. Agárrense bien que se barrunta temporal.

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