La semana pasada os hablaba de Noa Pothoven, la adolescente que quiso morir antes que vivir. Frente a la tristeza de la muerte hoy os voy a hablar de la alegría de nacer. Hoy os presento a Sinchu (nombre ficticio).

Sinchu fue el bebé más pequeño del mundo al que la ciencia ha logrado sacar adelante con vida. Con tan solo 268 gramos de peso, Sinchu fue extraído del vientre de su madre mediante cesárea a las 24 semanas porque presentaba problemas médicos. Recientemente Sinchu fue dado de alta del hospital con 10 veces más peso del que tuvo al nacer.

El hospital ha declarado que Sinchu ha sido un éxito de la ciencia y de los avances en neonatología prematura que han permitido salvarle de una muerte segura.
Sinchu es una extraordinaria noticia. Es un mensaje de esperanza, una vida que, contra todo pronóstico, sale adelante.
¿Cuántos SInchus hay en el mundo?
Sólo en España nacen 4.000 niños prematuros extremos (menos de 28 semanas) cada año. Son niños que caben en una mano y a los que la ciencia ha de dedicar sus más exigentes recursos para sacarlos adelante. Hace 3 años en Texas hubo un caso similar con un bebé prematuro de 21 semanas que hoy ya ha cumplido 3 años.
¿Cuántos SInchus dejan de nacer por decisión materna?
Por favor, que nadie se enfade. Digo decisión materna porque la legislación española ve el aborto como un derecho exclusivo de la mujer donde el hombre no tiene voz ni voto.
Se estiman en más de 100.000 los abortos practicados en España al año. En España, el aborto es libre hasta las 14 semanas de embarazo, o si el niño viene con complicaciones, como era el caso de Sinchu, hasta las 22 semanas.
Parece por tanto obvio que en un caso como el de SInchu, de haberse gestado en España, hubiera sido su madre la que con 22 semanas, hubiese decidido. O someterlo a una muerte prematura por succión o darle la oportunidad de luchar para vivir toda una vida que ahora tiene por delante.
Obviar las contradicciones tan evidentes a las que ha llegado la sociedad en este tema cerrando el debate sobre el aborto me parece una actitud cómoda, ególatra y cobarde por parte de los legisladores (políticos) y de la misma sociedad.
Se nos llena la boca del derecho de la madre a abortar pero nadie habla del derecho de Sinchu a vivir y de la alegría que traerá a cuantos le conozcan en el mañana, incluida su propia madre.
Estar en contra del aborto ya no vende, es de retro, de extrema derecha o de ultra católicos o al menos eso es lo que nos quieren trasladar, pero yo creo por el contrario que es de personas maduras reflexionar sobre cuestiones tan trascendentes. Os invito a responderos honestamente sobre estas preguntas que a continuación os planteo y de paso compartir vuestras reflexiones conmigo en el blog.
1.- Si mi madre hubiera ejercido su “derecho” yo no existiría
2.- Si la ciencia gasta tantos recursos en sacar adelante a Sinchu es porque le considera ya una persona y si es persona el aborto es como mínimo una colisión de derechos
3.- En España, destruir un huevo de águila real, por prematuro que sea, son dos años de cárcel ya que es una especie a proteger
Os traigo otros titulares de prensa recientes




¿No os chirría algo respecto al aborto libre? ¿No es una contradicción? Si son personitas a las que salvar lo son para todo…
Creo que el mundo más que nunca requiere gente valiente, audaz, con convicciones que les lleven a ser en el mañana referentes morales. Un comienzo tan difícil como el que ha tenido Sinchu le convierte en luchador nato, ya desde los primeros instantes de su vida.
¡Adelante Sinchu, a comerte el mundo!
Gracias por la historia. Me ha parecido un pequeño milagro!
El aborto es un crimen institucionalizado de los más débiles. Es mi opinión
Me parece que el artículo abre un debate interesante, pero no es tanto una colisión de derechos como la primacía de un derecho por encima de cualquier otro, el de la vida.
También quiero decir que hay muchos católicos que les parece bien el aborto, como también somos muchos los no católicos que nos parece mal. No soy católico pero si humanista y creo que el futuro juzgará severamente las actuales políticas proaborto, no solo por las consecuencias que ahora apenas se dislumbran sino por el hecho moral en si.
Yo reflexionó mucho acerca de estas personas que les dan tanta pena los no nacidos pero que luego, una vez que nacen a estas mismas personas ya no les importante nada. Ves esos países fuertes económicamente que tienen gente luchando contra el aborto pero que esos que se mueren de hambre todos los días, o en guerras que sus países mantienen para robar los recursos de otros pises y que a esas mismas gentes les parece también la obra de Dios. Suelen decir esa famosa frase que repiten muchos católicos «Dios escribe derecho con renglones torcidos» y se quedan tan panchos. O como he leído el otro día en un comentario a otro post: «se es más feliz muchas veces no teniendo nada que teniéndolo todo, y sus conciencias siguen tan tranquilas. En mi caso ya se que para ustedes no soy políticamente correcto, pero como ya tengo una edad en la que eso me importa poco, llamen me lo que les apetezca, no me gustaría que mi esposa aborta se si estuviese embarazada pero estoy a favor de su libertad a abortar si ella lo considera así y además creo que debería ser su decisión y que yo no tengo el derecho a evitarlo, solo a aconsejarle que no lo haga. Si, ya se que me condenarél en el Infierno y todo eso pero esa es mimportante opinión.
Estimado Jesús.
En primer lugar quiero agradecer tu aportación. Las opiniones que no comparten las ideas del post lejos de molestar, enriquecen el debate. Para eso se ha creado este blog. Gracias!
Respecto a la labor que por ejemplo los católicos por los pueblos subdesarrollados…
Es bastante claro con las estadísticas globales es la impresionante obra social llevada a cabo por los miles de sacerdotes, religiosos y laicos a lo largo y ancho de los cinco continentes. Una presencia difícilmente igualable por otras organizaciones. Hay más de 115.000 institutos de beneficiencia en todo el mundo. Solamente España aporta más de 14.000 misioneros repartidos por 140 países, en su gran mayoría subdesarrollados. Hay países en donde por su peligrosidad, solo queda presencia católica y en muchos casos se paga con la vida. Muy recientemente han sido asesinados por ejemplo 2 misioneros salesianos en Burkina Faso
En cuanto al derecho de tu mujer a abortar, como expongo en el artículo, al menos creo que estarás de acuerdo en que hay una colisión de derechos. Por un lado el tuyo como padre a querer ver crecer a tu hijo, y por el otro el del propio hijo a vivir. Sé que no es un tema fácil pero lo que pretende el blog es abrir las conciencias a un debate sano en donde no parezca que la solución fácil y la única que se vende por la mayoría de los medios sea la más acertada.
De nuevo te agradezco que me hayas leído y que hayas aportado.
Gracias Jesús
Estimado Ignatus.
Muchas gracias por tu amable y constructiva respuesta.
Hay que reconocer que la obra de los misioneros es algo muy digno de alabanza. Ellos se consideran muy católicos pero también hay que reconocer que están totalmente abandonados por una jerarquía eclesiástica que lo que hace es precisamente aprovecharse de esa magnífica labor para que luego pueda parecer que hacen algo por los más necesitados y monetizarlo hasta llegar a resultados de ser una de las instituciones del mundo más ricas. Si esa misma Iglesia actuase como predica, realizando la obra de Jesús el hambre del mundo no existiría.
En términos numéricos, comparando ese número de misioneros con el número de católicos es algo un poco ridículo, no es así sin embargo con el número de católicos luchando por los no nacidos, que, si los comparas con los que luchan por los ya nacidos es, ya digo, un poco, como mínimo sospechoso. Es verdad que el tema del aborto es difícil y controvertido pero a veces me pregunto y se que no tiene respuesta, qué es lo que pasaría si el hombre pudiese concebir, hay mal pensados que opinan que siguiendo las líneas de pensamiento que solemos ver a la Jerarquía católica seguro que el aborto sería un sacramento.
Recibe un cordial saludo
Impresionante artículo sobre el milagro de la vida. Enhorabuena!!
Enhorabuena, muy buen artículo
Para mi persona es el concebido aunque no nacido. De hecho nuestros abuelos ya cuidaban especialmente a una embarazada pues sabían que cuidaban a dos personas, una de ellas especialmente vulnerable. ¡Como han cambiado los tiempos!
Extraordinario Ignatius, y qué acertadas reflexiones. ¿Tan difícil es pensar que puede ser que no estaríamos aquí ¡ y nosotros, Joder, es claro que si que queríamos vivir.
Buenos días. En primer lugar, comentar que soy madre y he vivido la experiencia de más de un embarazo y de un traumático aborto espontáneo.
Gracias por compartir la tremenda historia de Sinchu.
Dices que «es de personas maduras reflexionar sobre cuestiones tan trascendentes» y a continuación defiendes los nacimientos sin entrar a valorar los argumentos que puedan existir en contra. No veo una reflexión equilibrada por ninguna parte…
¿Estás implicando que la gente a favor de elegir lo hace «al tuntún»?
Muchos de los «pro- elección» también poseemos principios, valores, creencias religiosas… por mucho que algunos se empeñen en afirmar lo contrario y meternos a todos en el saco del «todo vale».
Obliguemos a niñas y mujeres a llevar a término embarazos producto de violaciones, sin importar las consecuencias físicas y psicológicas que ello conlleva. Por favor, seamos realistas: toda la terapia del mundo es incapaz de resolver el trauma de un embarazo producido bajo ciertas circunstancias.
Los hombres que se oponen al aborto sin excepciones no pueden ni podrán jamás aportar opiniones objetivas puesto que carecen de útero. Pueden argumentar tantos motivos éticos, morales y religiosos como quieran, pero estos no dejan de ser conceptos abstractos, diseñados por el hombre, y diferentes en cada individuo. La carencia de útero es la realidad indiscutible. Si no tienes útero, y especialmente si nunca te has quedado «embarazado» tu argumento carece del mismo peso que el de alguien que ha vivido la experiencia. Del mismo modo, yo puedo opinar todo lo que me dé la gana acerca de la eutanasia, pero mi argumento nunca será tan válido como el de una persona cuya calidad de vida es ínfima o inexistente.
Los pro-vida deberían empezar a llamarse pro-nacimiento. Una gran mayoría desprecian los derechos de esa nueva persona si ésta resulta ser homosexual o de una etnia distinta a la suya.
Dejemos de usar el término absolutista «pro-aborto» y sustituyámoslo por el más ajustado a la realidad: «pro-elección». Permitamos que las mujeres elijan libremente qué hacer con sus propios cuerpos.
Y ya puestos, dame un ejemplo en el que a los hombres – y solamente a los hombres – se les obligue por ley a utilizar su cuerpo de determinada manera en contra de su voluntad.
Gracias por permitirme exponer mi opinión.
Un saludo.
Hola Susana, creo que tenemos que llamar a las cosas por su nombre. Tu propuesta de sustituir «pro-aborto» por «pro-elección» me parece perversa, un paso más de la expresión «interrupción voluntaria del embarazo», cuando no se interrumpe nada sino que se termina (algo que se interrumpe, después continúa, y en el aborto, no es el caso). Elegimos palabras que suenan muy bien (pro-elección, ¿quién no quiere elegir?) para ocultar verdaderas atrocidades (asesinato de inocentes). Hay muchas cosas que se pueden elegir, y más en el mundo en el que vivimos, pero yo defiendo que hay verdades y derechos que están por encima de la libertad de elección. Y la vida es una de esas verdades, y de esos derechos. La vida del no nacido no es el cuerpo de la madre, es una vida dentro del cuerpo de la madre. Y no es verdad que quienes defienden la vida menosprecien después esa vida.
De todos modos, los medios de comunicación nos han bombardeado tanto con estos mensajes falsos de toda falsedad que al final es normal terminar creyéndolos.
Hablamos de que la mujer haga lo que quiera con su cuerpo para defender el aborto. Estoy de acuerdo en que haga lo que quiera con su cuerpo pero debe ser capaz de asumir las consecuencias de sus actos. Ya somos mayorcitos, hablamos del no nacido como si fuera un grano que sale un día, como si la mujer no hubiera tenido nada que ver. Y no me vale la referencia a los casos de violación, terribles, que representan un porcentaje mínimo sobre el total de abortos.
La realidad es que la mayor parte de abortos podemos situarlos en uno de estos dos casos:
– No me viene bien. Bueno, eso no te da derecho a matar a nadie, podías haberlo pensado antes, darlo en adopción… Aquí me gustaría referirme a algo que considero muy preocupante de esta sociedad en la que vivimos: tenemos derechos, pero no obligaciones. Haz con tu cuerpo lo que quieras, pero no puedes hacer lo que quieras con la vida que llevas dentro y que tú has hecho que entre dentro de ti (salvo los casos de violación, terribles, de los que ahora no estoy hablando).
– Viene con malformaciones. Y aquí pensamos que podemos erigirnos en jueces que decidan qué vida merece la pena ser vivida y cuál no, abriendo una puerta muy peligrosa.
Otra cuestión muy importante. Tengo útero pero mi capacidad para emitir una opinión viene de mi cerebro, de mi corazón, de mi alma… pero no de mi útero… Hay muchos ecologistas defendiendo focas, que me parece estupendo, y no creo que tengan ningún parentesco con ellas. Y hay muchas personas heterosexuales apoyando la causa LGTBI. Supongo que con tu argumento, ni unos ni otros tendrían mucho que decir.
Y por cierto, aunque a mí me produzca enorme tristeza, resulta que en nuestro país ya es posible ser hombre y tener útero, así que no puedes dar por hecho que un hombre no lo tenga. Y en esto estoy de acuerdo contigo, en mi definición de hombre, un hombre no tiene útero. En la definición actual, que nadie ha explicado cuál es, una mujer puede registrarse como hombre sin necesidad de ningún cambio físico, así que ya es posible registrarse como hombre teniendo útero. Yo no lo entiendo, pero parece que soy de las pocas a las que esto les parece un sinsentido.
Dicho todo esto, si te soy sincera, a mí no me gusta mucho hablar del aborto. Me gusta mucho más hablar de lo maravilloso de las relaciones sexuales entre dos personas que se quieren de verdad y que son felices trayendo al mundo una nueva vida, queriendo a esa nueva vida sin límites, con enfermedades o sin ellas, y a pesar de todas las dificultades. Me gusta pensar en esas personas que están dispuestas a echar una mano a quien lo necesita, y que además son felices ayudando a otros. Una vida feliz no es una vida sin problemas, es una vida entregada a los demás.