El pasado día 7 saltaba la noticia de que Holanda estudia aprobar una “pastilla letal” para los mayores de 70 cansados de vivir, una idea que ya fue presentada en su día por Huib Drion, juez del Tribunal Supremo holandés y que ahora parece, quiere ser propuesta en forma de ley en el parlamento.

LA VENTANA DE OVERTON

La ventana de Overton es una teoría política formulada por Joseph P. Overton que viene a indicar que el político que quiere ser aceptado y votado socialmente, ha de moverse en una gama de ideas y postulados que gozan de popularidad social y que son mayoritariamente aceptados, es la llamada ventana ideológica de Overton. En 2014, el artículo del columnista ruso Evgueni Gorzhaltsán afirmó que, mediante técnicas de ingeniería social, la ventana de Overton era manipulable. Gorzhaltsán popularizó el concepto de la ventana Overton como una teoría de manipulación social para «legalizar cualquier cosa» siguiendo una serie de pasos. Según Gorzhaltsán, esta ventana ideológica es fácilmente manipulable y ampliable por parte del Estado en connivencia con los medios de comunicación. La ventana de Overton se convertía así en la técnica para legalizar cualquier tema considerado inicialmente inmoral por la población permitiendo cambiar la actitud popular hacia conceptos considerados totalmente inaceptables. En su teoría, pone el ejemplo radical de cómo convertir en aceptable la idea de legalizar el canibalismo paso a paso, desde la fase en que se considera una acción repugnante e impensable, completamente ajena a la moral pública, hasta convertirse en una realidad aceptada por la conciencia de masas y la ley.

Eso no se consigue mediante un lavado de cerebro directo, sino con técnicas persistentes y graduales que son efectivas gracias a su aplicación coherente y sistemática sin que la sociedad se dé cuenta del proceso, cree Gorzhaltsán. Es algo similar al famoso síndrome de la rana hervida. Si a una rana la metes de golpe en agua hirviendo saltará, pero si la introduces en agua tibia y elevas poco a poco la temperatura acabará cociéndose. De la misma manera, a una población se le podría intentar vender la idea de que asesinar a los bebés en la tripa de sus madres es un derecho o de que a partir de una determinada edad es mejor prescindir de los ancianos pero ello probablemente fracasaría si se hace de golpe al ser ideas que inicialmente estaban fuera completamente de la ventana de Overton. Pero es aquí donde precisamente los postulados de la teoría de Gorzhaltsán entran en juego. Si se hace una ingeniería social y por etapas de forma persistente la ventana se moverá y la población acabará aceptando que el asesinato de un bebé, si es en la tripa de la madre no es tal y que a un anciano se le hará un favor si se le incentiva a acabar con su vida.

LA VENTANA DE OVERTON Y EL HOLOCAUSTO JUDÍO

Estando en desacuerdo en parte con las fases que Gorzhaltsán propone para el proceso, sí estoy absolutamente de acuerdo con él en cuanto a que el Estado si tiene una enorme capacidad para cambiar las opiniones mayoritarias e incluso la moral de una sociedad. En una sociedad dominada por el relativismo, sin una clara división entre el bien y el mal, existen técnicas muy eficaces que permiten cambiar la actitud popular hacia conceptos considerados totalmente inaceptables. Esto explicaría cómo sociedades tan avanzadas y modernas como la Alemania de la década 1920-1930, acabaran aceptando de facto el genocidio judío. Mucho se ha escrito sobre cómo es posible que una población participara activamente con el genocidio denunciando a sus propios vecinos judíos y legitimando su deportación, primero hacia guetos y luego hacia campos de exterminio. En mi opinión sin duda fue por la efectista e incesante propaganda en medios de comunicación y escuelas llevada a cabo por los nazis y su finalmente plasmación en leyes que terminaron legalizando y blanqueando cosas que los ciudadanos alemanes años atrás consideraban aberrantes. Quizá haya gente que crea que Hitler era un dictador que accedió al poder mediante un golpe militar pero no fue así. Adolf Hitler fue el presidente de un partido político desde 1921, el partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. En 1932 este partido político y a través de las urnas obtuvo dos victorias con mayoría simple en las elecciones democráticas parlamentarias. Ya desde el aparato del Estado rápidamente Hitler fue liquidando la separación de poderes y controlando todas y cada una de las instituciones democráticas imponiéndose una dictadura con apariencia de legalidad gracias al decreto “para la Protección del pueblo y del Estado” de 1933 y a la ley “Habilitante” del mismo año. A partir de ese momento la enseñanza en las escuelas alemanas fue cambiando paulatinamente. A los niños alemanes se les impartían contenidos que hablaban de la supremacía de la raza aria o la inferioridad de la judía que eran presentados en los textos como bestias taradas inferiores. El control de los medios para establecer a través de ellos una verdad única fue encomendado a Goebbles, el padre de la frase “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad” y la judicatura acabó impregnada de las nuevas leyes nazis antisemitas. Al cabo de unos años de ingeniería social eran los mismos alemanes los que acabarían denunciando a sus propios vecinos de origen judío para ser llevados a campos de concentración. La sistemática de Goebbles funcionó a la perfección en la población y la enseñanza de la ideología Nazi en las aulas derivó en el crecimiento explosivo de las juventudes Hitlerianas. En 1923 éstas apenas contaban con 1.000 miembros. Justo antes de la llegada al poder de Hitler contaban con 25.000. En 1938, un año antes de la invasión de Polonia y el comienzo de la II guerra mundial, contaban ya con 7 millones de jóvenes afiliados.

FASES DE LA MODERNA INGENIERÍA SOCIAL

1.- Se comienza por una excepción humanitaria extrema para justificar acabar con la vida de un ser humano, un bebé en la tripa de su madre o un anciano. Si ha sido violada, si el anciano sufre de un final agónico insoportable. Se bombardea con estas excepciones los medios de comunicación y se llama retrógrado y falto de piedad a quien niegue esa salida humanitaria en esos casos extremos.

2- Al cabo de unos años las excepciones se amplían. Ya no es solo la jovencita de 14 años violada, sino la que es informada de una enfermedad en el bebé o la que simplemente le traumatiza e influye psicológicamente saberse embarazada. Ya no es sólo el anciano terminal sino también la joven deprimida que desea acabar con su vida o las personas con falta de movilidad.. Poco a poco se van ampliando las excepciones que justifican lo que hasta hace poco era injustificable.

3.- Una de las excepciones se convierte en fraude de ley. En el caso del aborto, el famoso tercer supuesto que resultaba ser un coladero y que finalmente convertiría el aborto en un derecho a la carta en la práctica. En el caso de la eutanasia en Holanda y Bélgica, la simple petición del paciente y el considerarse que no vive ya con dignidad son recogidos como motivos suficientes.

4.- En esta fase se prescinde finalmente de las excepciones que ya la gente se había acostumbrado a ver como excusa y se convierte en un derecho plasmado mediante leyes. Apenas nadie se atreve a alzar la voz contra la nueva verdad imperante y proclamada.

LA EUTANASIA EN HOLANDA

El pasado día 7 de este mes saltaba la noticia de que Holanda estudia aprobar una “pastilla letal” para los mayores de 70 cansados de vivir, una idea que ya fue presentada en su día por Huib Drion, juez del Tribunal Supremo holandés.

Holanda es probablemente el país más afectado por esta terrible banalización social de la muerte asistida de los enfermos. El año 2002, cuando se aprobó la primera ley de eutanasia, fue utilizada en 1880 casos; cinco años más tarde ya se ampliaron las condiciones para poder aplicarla y en la actualidad son casi a siete mil las personas que cada año son “acompañadas” a la muerte por el propio sistema de sanidad. Unos 20 casos diarios.

El tristemente célebre caso de la adolescente Noa Pothoven que el verano pasado se dejó morir de inanición voluntaria ante la mirada complaciente de sus padres y de médicos, generó un enorme ruido y debate en el resto de países pero no precisamente en Holanda, hecho que demuestra hasta qué punto la sociedad holandesa ha asumido con terrible naturalidad la muerte “a la carta” y está ya madura para pasar a la siguiente fase de ampliación de la ventana de Overton.

En la actualidad el país está inmerso en un debate sobre si ampliar aún más las casuísticas de aplicación de la eutanasia para poder hacerlo también a personas perfectamente sanas que simplemente sienten que “han completado su vida”. En este sentido el ministerio de Salud encargó la investigación a la Universidad de Estudios Humanísticos de Utrecht para averiguar cuántas personas se someterían a la eutanasia a pesar de no tener problemas significativos de salud. A pesar de que el resultado del estudio no deja lugar a dudas de que el supuesto derecho a morir sin más causa que el deseo de hacerlo sólo sería reclamado por un 0.18% de la población mayor de 55 años, los progresistas del partido político D66 que forman parte de los grupos que sostienen al actual gobierno, quieren seguir adelante con la idea. La diputada Pia Dijkstra, adelantó que presentará un proyecto de ley en el Parlamento, probablemente en febrero, para que los mayores de 75 años que “han completado su vida” puedan solicitar la eutanasia. “Pronto presentaré el proyecto de ley de vida completa… Lo hago por los ancianos que se preocupan por su independencia. Por su autodeterminación», ha dicho la diputada Dijkstra.

EL FINAL DEL CAMINO

Sinceramente, la cantidad de dinero que el gobierno holandés se puede ahorrar en sanidad y pensiones extendiendo la eutanasia a la población de mayores es ingente. Esto es quizá lo que esté detrás de la promoción, incluso mediante medios publicitarios, de un final de la vida “digno”. Estoy absolutamente seguro que el crecimiento de las cifras de eutanasia en Holanda continuará y que, en unos años, serán decenas de miles los holandeses que recurran a ello y más si se banaliza tanto como para poner en las farmacias una pastilla de “final feliz” y también creo que, como ocurrió en la Alemania nazi, el final del camino no es ése. Una vez que aceptas que hay vidas que no son dignas de ser vividas, el estado se terminará arrogando el derecho de decidir cuáles son esas vidas que conviene suprimir por el bien del propio individuo, el cual probablemente no sepa valorarlo adecuadamente, y por el bien de la propia sociedad. Llegaríamos así, por un supuesto camino de compasión y bien social, a la convergencia con las medidas eugenésicas que los nazis alemanes practicaban al gasear a personas con el síndromes de Down, disminuidos psíquicos o físicos… Si lo piensan, hace tiempo que nuestra sociedad empezó ya a eliminar a estos sujetos cuando se detectaban que lo eran en el seno materno.

Y se seguirá ampliando el supuesto derecho porque ¿Cuánto tiempo creen ustedes que pasará hasta que los menores de 70 años también pidan tener acceso a esa píldora del final feliz? ¿Por qué no van a tener ellos el mismo derecho a acabar con su vida cuando les plazca al igual que lo hacen los mayores? Es francamente difícil defender lo contrario. Y puestos a ello ¿por qué se va a obligar a los holandeses a llevar casco en la moto o abandonar un edificio en ruinas que se puede caer en cualquier momento desobedeciendo una orden de desalojo? ¿Qué sentido tiene reconocer el derecho de las personas a acabar con su vida cuando lo deseen y a la vez obligarles a proteger ésta en determinadas situaciones?

EL CASO DE ESPAÑA

En España hace ya años que a la población, al menos en voz alta, le da miedo discrepar sobre la verdad impuesta del derecho a acabar con la vida del no nacido. Como si la persona, al salir de la tripa de la madre fuera persona y sujeto al que el Estado ha de proteger incluso en contra de los padres (recuerden la polémica del PIN parental) y antes, dentro de la tripa, no lo fuera. ¿Qué pasa entonces con los bebés prematuros que se sacan adelante incluso con 16 semanas de gestación? ¿Podría la madre acercarse a la incubadora y asfixiarlo? Es cierto que ha nacido (la mayoría de las veces ni eso, ha sido extraído mediante cesárea) pero sigue siendo el mismo bebé que la madre podía destrozar por aspiración dentro de su tripa al grito de “es mi cuerpo y hago con él lo que quiera”. Si eso es así ¿por qué no va a poder acabar con la vida del neonato prematuro de la incubadora con la misma edad que cuando era legal hacerlo en su tripa? ¿Realmente es solo el deseo de la madre el que legitima si hacerlo está bien o no? ¿ Tanto cambia el hacerlo estando fuera de la tripa o dentro? Otras civilizaciones como la romana eran al menos más coherentes y legitimaban el asesinato del niño dentro y fuera de la tripa hasta que se valiera por sí mismo. Este contrasentido se pone especialmente de manifiesto con historias como la de Sinchu.

En cuanto a la eutanasia, esta semana empezará a debatirse en el Congreso de los diputados la futura ley de eutanasia y muerte digna. Probablemente empezaremos a ver una campaña destinada a mover aún más la ventana de Overton de la población española, campaña acompañada en los medios de comunicación oligopolísticos que desgraciadamente tenemos y que hará hincapié en los casos humanitarios extremos como en su día se hizo con el aborto.

Recuerden, el primer punto de la teoría de Overton. Al cabo de unos años no duden de que en España estaremos discutiendo, como lo hacen ya en Holanda, si dispensar o no la “pastilla del adiós dulce” en las farmacias y sin prescripción médica y a mayores de 70 años así como a discutir también si legalizar plenamente el “derecho al suicidio” de todos los individuos. Cuestión de tiempo e ingeniería social. Ante esto, el anclaje en nuestros principios resulta esencial. Las personas tienen una dignidad infinita, dentro o fuera de la tripa, en la infancia o en la vejez. No podemos justificar en ningún caso el asesinato de nadie, aunque la misma persona lo solicite al igual que sería imposible legalizar la esclavitud aunque la persona voluntariamente quisiera ser esclava. Piénsese por ejemplo en la prostitución que no está legalizada por ser un acto de indignidad de la persona, aunque ésta se ejerza voluntariamente. Seamos valientes y fieles a nuestros principios, que tan propios son de nuestra naturaleza humana, de dignidad de la vida y de respeto absoluto a la persona.

 

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