Las protestas contra un gobierno que ha demostrado su ineptitud en la gestión de la pandemia se generalizan en todas las ciudades de España. A Madrid se le han unido Albacete, Alicante, Murcia, Granada, Guadalajara, Málaga, Salamanca, Santander, Sevilla, Valladolid Zaragoza. Sólo en Madrid hay más de 50 puntos de manifestaciones en diferentes barrios.

Sin embargo, cualquiera que vea los medios de comunicación apesebrados y escuche a un presidente egocéntrico en sus alocuciones de fin de semana, creería que España es de lo mejorcito del mundo en la respuesta al COVID cuando la realidad es tan distinta como que tenemos como país las peores métricas del mundo en mortalidad por millón de habitantes, sanitarios infectados, tests realizados, número de contagios y prácticamente todo parámetro sanitario que se busque.

LO IMPORTANTE ES IR CONTRA MADRID

Mientras que Carmen Calvo tras, ser ingresada en una prestigiosa clínica privada, se recupera en un lujoso ático de 220 m2 pagado por todos nosotros, Ayuso lo hace en un apartahotel de 80 m2 y pagado de su bolsillo y lo curioso es que el escándalo es el de Ayuso y no el de Calvo. Y es que ahora la presa a cobrar por los medios de izquierda es ella, Ayuso y el castigo político, por encima de todo y de cualquier razón puramente sanitaria, ha de ser para la Comunidad de Madrid.

El escándalo es mayúsculo, la decisión de que Madrid no pasara a fase 1 se hizo sin que mediara informe técnico alguno. Mucho antes de que éste se firmara por parte de una comisión que nadie conoce y que personalmente dudo que exista, el Ministro Illa ya adelantó que a Madrid no la dejarían pasar a la fase 1. La presidente Ayuso denunció la clarísima arbitrariedad y amenazó con llevar a los tribunales al ejecutivo si el informe técnico no se hacía público. Pues resulta que no había tal informe técnico. Primero se tomó la decisión política y luego se hizo el informe técnico y se firmó deprisa y corriendo en las horas posteriores al anuncio como muestra la hora de la firma digital de dicho informe, firmado por cierto por Pilar Aparicio, una militante del PSOE que fue candidata del partido socialista en Madrid.

Es tremendamente llamativo que mientras el Gobierno otorga decenas de contratos de cientos de millones de euros a empresas de domicilio desconocido y pagando precios por un material sanitario, de hasta 4 veces el de su valor real de mercado, el problema sea ahora un piso alquilado por Ayuso por 2500 euros al mes, pagados de su propio bolsillo. Y es que, como siempre, donde los medios ponen el foco, allí pretender llevarnos a todos la mirada. No será así desde luego en este modesto blog. El problema no ha sido que Ayuso haya dado a los ciudadanos mascarillas FFP2, demasiado buenas, que hasta de eso le han acusado, el problema ha sido que el ejecutivo de Sánchez ha negado primero la utilidad de las mascarillas y ahora que pasa a recomendarlas cambiando de criterio, como en tantas otras cosas, solo ha sido capaz de dar de mala manera un puñado de mascarillas quirúrgicas a algunos viajeros de transporte público unos días si y otros no. Pero ya ven ustedes, las críticas son para Ayuso, por pagarse de su bolsillo un piso de 80 m2 y por repartir mascarillas «demasiado buenas» para la gente.

EL RESCATE UN POCO MÁS CERCA

Ya comentamos la semana pasada las cifras que abocan a España a pedir un rescate. En ese mismo artículo advertíamos de los eufemismos que el gobierno iba a utilizar para referirse a él. Precisamente un periodista, cansado ya de las respuestas evasivas a las que nos tiene acostumbrados el Presidente, le preguntó en su habitual “aló presidente” de cada fin de semana si España pediría un rescate, “respóndame si o no por favor” le rogaba.  La respuesta no tiene desperdicio… “Serán líneas precautorias” bonito y nuevo “nombrajo” que se han sacado de la manga lor artífices del neolenguaje… “y serán sin exigencia ni contrapartida alguna”. Claro, claro Sr Presidente,  Alemania, Holanda, Finlandia, toda la Europa que con tanto esfuerzo fiscal ha ahorrado dinero estos años pasados ajustándose el cinturón, regalará carros de billetes a una España cogobernada por los populistas de Podemos sin pedir nada a cambio…

Lo cierto es que la debacle económica que se aproxima para este país es de una dimensión desconocida desde el final de la guerra civil y que por supuesto, conllevará fuertes ajustes si queremos que alguien nos dé el inmenso dinero que necesitamos nos presten. España, a diferencia de otras naciones, empezó a tomar medidas demasiado tarde y ahora, también a diferencia de todos los demás, las alarga en el tiempo exageradamente produciendo un daño permanente e irreparable a la economía. En palabras del premio nóbel Michasel Levvitt, “Cuando analicemos todos los datos el daño producido por los confinamientos largos excederá enormemente cualquier beneficio”. Quizá lo que realmente se busca es eso, algo que siempre ha buscado la izquierda radical, una sociedad empobrecida dependiente de la limosna de la casta gobernante, llámese renta mínima vital. El Gobierno ha creado un debate tan artificial como falso. Se puede desconfinar con medidas epidemiológicas tan eficaces como la mascarilla o se puede seguir confinados desaconsejando el uso de la mascarilla como durante meses ha hecho este Gobierno. No es que haya que escoger la economía frente a la salud, es que se puede optar por las dos cosas, pero lo que está claro es que si la economía sigue cayendo, miles de empresas cerrarán y terminará por haber una ola de pobreza y hambre de tal magnitud en España que por supuesto afectará a la salud de muchísima gente. La economía también salva vidas. Además, en España de hecho hemos tenido 2 meses del confinamiento más extremo de todos los países del mundo con el resultado de ser el país con más muertos por población del mundo. 30.000 según el Gobierno y 50.000 como cifra más cercana a la realidad según estimaciones de las propias CCAA, Instituto Carlos III, registros Civiles e Inverence.

datos de inverence
datos de inverence

Pero la pregunta pertinente es ¿Por qué habiendo hecho el confinamiento más duro y largo de todos los países del mundo tenemos más muertos por habitante que ningún otro? La respuesta está en que no hemos hecho ninguna de las cosas que han hecho los países con mejores datos y lo que hemos hecho, lo hemos hecho muy tarde y mal, siendo esa tardanza en reaccionar de este Gobierno,  muy probablemente motivada por intereses políticos. Si en lugar de reaccionar el 9 de marzo, un día después de las famosas manifestaciones feministas que tanto rédito político cree el Gobierno que le traen, lo hubiera hecho, tan sólo 10 días antes, probablemente 30.000 personas no hubieran muerto y el confinamiento hubiese sido de apenas unas semanas en lugar de meses, como así de hecho ha ocurrido en el resto del mundo.

ESTADO DE ALARMA SOBRETODO LIBERTICIDA

Citando a Fernando del Pino Calvo Sotelo  en su extraordinario artículo “El confinamiento como experimento totalitario

“Lo más preocupante del confinamiento es la rapidez con la que los gobiernos han usurpado un poder casi dictatorial en una alarmante involución de derechos y libertades, eliminados de un plumazo. España ha sido un caso extremo: en pocas semanas nuestras libertades más básicas se han disuelto como azucarillo, el Estado de Derecho ha desaparecido como por ensalmo y nos han impuesto un arresto domiciliario de dudosísima legalidad mientras esperamos que nos den la libertad condicional como si fuéramos reos de algún delito. Por si fuera poco, por órdenes del gobierno somos vigilados por la policía en un ambiente represivo y proclive a la extralimitación, con continuos controles policiales (típicos de dictaduras), actitudes intimidatorias, acciones desproporcionadas, sanciones abusivas e invitaciones a la delación de hechos no delictivos tales como la «insolidaridad» o el «estrés social» (recordemos que otra piedra angular de regímenes totalitarios es el colaboracionismo, fomentando la delación entre ciudadanos).

Con estas medidas los yonquis del poder están constantemente midiendo la capacidad de aguante del ciudadano y viendo hasta qué extremo tragará con los abusos de un nuevo régimen que ha encontrado en el pánico – que impide pensar – un arma eficaz. Es un experimento, y por ahora les funciona justificando la pavorosa restricción de libertades (de circulación, de reunión, de expresión, de comunicación, de culto…) bajo la coartada de motivos aparentemente sanitarios pero tantas veces irracionales que crean lógico recelo. La creación por parte del gobierno de una tapadera de supuestos «expertos» avaladores indicia una utilización manipuladora del principio de autoridad, de modo que la gente acepte propuestas disparatadas (que cambian sobre la marcha en función del aplauso o del abucheo), perdone lamentables errores de juicio y pase por alto el escarnio a los muertos que supone la opacidad en el cálculo de su número real, explicaciones vergonzosas incluidas.

El miedo a la muerte por un virus, cuya letalidad real en la inmensa mayoría de la población es muy baja, ha bastado para crear un pánico y una paranoia inducidas por fuerzas que ahora parecen interesadas en imponer formas más permanentes de restricción de libertades, control de las personas y vigilancia de sus movimientos. A este horror que intentan imponer lo llaman, creo, la «nueva normalidad».

Querido lector: el autoritarismo de un gobierno de vocación totalitaria, la opresión, la mentira y la inquietante deriva policial son enormemente preocupantes, pero más lo es la posibilidad de que un pueblo sugestionado por un estado de psicosis pueda llegar a menospreciar su derecho a la libertad y convertirse en oveja mansa y muda conducida al matadero por unos baladrones desalmados. Yo creo que, por debajo de la apariencia de un fuego apagado, subsisten las ascuas del español indómito, orgulloso y libre, y que prenderán súbitamente con viento impetuoso rebelándose contra la nueva tiranía bajo la vieja bandera de la libertad”

Quizá por eso están tan cómodos Sánchez e Iglesias con esta situación que tanto poder les otorga y que tanta libertad resta al ciudadano, despojado incluso del derecho a la protesta.

Ciudadanos con las libertades fuertemente restringidas y con una dependencia del Estado para su subsistencia, ese es el oasis donde los totalitarismos de izquierdas beben y de donde se han nutrido los ideólogos que antes de ayer asesoraron a Venezuela y ahora están sentados en el Consejo de Ministros.

Mientras los demás países han utilizado la legislación sanitaria ordinaria y han levantado ya, casi en su totalidad, la cuarentena a la población, Sánchez ahora propone un alargamiento del estado de alarma por un mes más, algo de dudosa legalidad, pero que es el tiempo justo para que el parlamento cierre y siga él como única autoridad inapelable hasta otoño. Nuevamente conseguirá el voto de nacionalistas e independentistas a cambio, una vez más, de que la desescalada sea “asimétrica”, esa palabra que tanto gusta al PSOE y que quiere decir, distintos derechos y mayor autogestión para Catalanes y Vascos siendo estos por ejemplo, los únicos ciudadanos de este país que pueden cambiar de provincia libremente. La policía y la Guardia Civil continuarán velando durante este larguísimo periodo de alarma, para que la desafección con el Gobierno se oculte e incluso se persiga. Todo aquello que siga contradiciendo la versión oficialista de las cifras y de la realidad seguirá siendo declarado como “bulo” y posiblemente perseguido por el futuro Ministerio de la verdad que no tardaremos en ver. Un paso más de nuestro país hacia la sociedad descrita en la novela distópica de Orwell 1984. Caminamos con paso firme hacia una España sin libertad.

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